Un ventoso y nublado día de finales de mayo fue el elegido. No hacía falta sol, ya que la luminosidad la ponían los novios, y el grisáceo cielo no hacía más que enmarcar el espectacular entorno.
Gracias parejita por ser y por estar. Millones de besos.
Agradecer como siempre el incondicional apoyo de Rosa, Rocío y Abel... sin ellos nada sería posible.